Cero marginación
Ma Isabel Reyna
Palabra.
Con una sentida frase de Juan Pablo II se anuncia en el radio la campana de moda “cero marginación”. Desde hace poco más de un mes cuando el gobernador anunció el arranque de este programa, no se ha hablado de otra cosa y las versiones han cambiado a diario.
Editorial del martes 28 nov 2006.
Con una sentida frase de Juan Pablo II se anuncia en el radio la campana de moda “cero marginación”. Desde hace poco más de un mes cuando el gobernador anunció el arranque de este programa, no se ha hablado de otra cosa y las versiones han cambiado a diario.
Primero se anunció que el objetivo era recaudar 340 millones de pesos antes del 15 de diciembre para dotar a los municipios menos desarrollados de servicios básicos como agua y drenaje, Para tal fin, se contaba con el donativo de 100 millones de la organización Trinitaria y la Secretaría de Finanzas habló de reducir el gasto corriente de las dependencias en 5 por ciento para destinar ese monto al programa. Muchas y muy diversas versiones han corrido y cada uno tiene la suya particular.
Primero se dijo que se recortaría el gasto corriente y se aceptarían donativos voluntarios. Luego el gobernador dijo que los funcionarios que no estuvieran dispuestos a donar una cantidad para combatir la pobreza no tendrían cabida en “el gobierno de la gente”. Así de voluntario, el donativo se convirtió en obligatorio ¨solo para aquellos que quisieran conservar su empleo”.
Día con día se unen a la causa de moda más dependencias. Nadie quiere quedarse afuera. Primero fueron las secretarías de estado, luego el municipio de Saltillo anunció los descuentos “voluntarios”, más tarde la Universidad Autónoma de Coahuila anunció, además de descuentos y boteo, que a partir del año que entra todos los estudiantes “donarán” diez pesos en su couta de inscripción. El afán de quedar bien con el jefe llegaron al extremo de la manta que vimos en el desfile del pasado 20 de noviembre donde un grupo de burócratas se declararon dispuestos a “dar la vida” por el señor gobernador y el programa “cero marginación”. Si no fuera trágico, sería cómico.
El obispo Raúl Vera dijo en voz alta lo que muchos pensamos: ya hay un presupuesto para desarrollo social, ya pagamos impuestos y si ahora se va a obligar a todo mundo a dar donativos se van a ver afectados los organismos no gubernamentales que tradicionalmente trabajan apoyando a los que menos tienen. Como respuesta, el diputado Julián Montoya dijo “Estamos en un mundo de competencias y veremos cuál es la que tiene más éxito, si el Cero Marginación que hace el Gobernador o las ONG’s “.
Día con día aumenta el aparato burocrático, la semana pasada se crearon cuatro direcciones en la Secretaría de Seguridad mientras las subsecretarías ahora suman 31 cuando en la administración pasada eran 18. Pretender conocer cómo y en qué se gastan los recursos públicos representa un largo, sinuoso e inútil camino porque invariablemente la respuesta es “estamos en auditoría”. No dudo de las necesidades que hay en las comunidades más pobres del estado, pero teniendo presupuesto asignado para cubrirlas me pregunto ¿quién que no esté literalmente obligado a cooperar confiará en esta campaña para desahogar el natural espíritu altruista que a todos nos invade en estas fechas?
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